lunes, 16 de marzo de 2009

La web, la Educación y los Educadores.

Es incalculable la cantidad de información y conocimiento que transita por Web e innegable el impacto de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) en la Educación. La Web se ha infiltrado a través de los alumnos en el quehacer educativo, se ha posesionado en él y no cabe duda que se quedará allí. Los grandes logros de la tecnología digital y los avances de los mundos virtuales han crecido notablemente, dejando a la Escuela y a los Educadores en un marcado retraso.

Son muchas las Webs que ofrecen enormes posibilidades tecnológicas y pedagógicas para la enseñanza y para el aprendizaje. Por lo que resulta una necesidad su integración en la práctica profesional de los Educadores. No basta en nuestros tiempos adquirir la computadora o usar Internet, la exigencia es saber gestionar y utilizar los recursos y herramientas de la Web en el trabajo educativo. Hacia esto tienen que apuntar los profesores.

Son los tiempos de la Web 2.0, del Software Libre y de los Entornos Virtuales, tiempos aún lejanos para muchos educadores, pero que tarde o temprano van a tener que alcanzar. Es cuestión de escribir sobre algún buscador: Web Educativas y seguro que se van a encontrar cantidad de accesos a portales, páginas, programas y recursos que progresivamente se deben ir integrando en la práctica docente y en la formación de los alumnos.

domingo, 15 de marzo de 2009

Los aspectos esenciales de un maestro.

Octavio Henao Alvarez
Universidad de Antioquia-Colombia.

Una condición fundamental del buen maestro es su compromiso con la formación humana. Formar es influir en la manera de ser y actuar de los alumnos, y es un proceso que involucra tanto la razón como la sensibilidad. La posibilidad de formar exige al maestro un proyecto de vida consecuente con los principios que orientan su labor educativa.

Es también una labor esencial del buen maestro tender puentes que comuniquen los alumnos con diversos dominios del conocimiento; señalar horizontes inagotables de saber; descorrer cortinas que ocultan la verdadera naturaleza de los fenómenos y las cosas.

El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre abierto y sensible a las vivencias afectivas de los alumnos; transmitir en la experiencia de enseñar el goce del conocimiento; revelar a sus discípulos la manera cómo el conocimiento embellece la vida; contagiarles de actitudes de respeto hacia sí mismos, de entusiasmo y calidez en su relación con los otros, de autoconfianza y valoración de sus posibilidades.

Debe ser una persona organizada en sus ideas, segura, y bien documentada para que su palabra comunique con claridad, convenza, tenga impacto, y movilice los alumnos hacia cambios significativos. Que maneje apropiadamente las diversas técnicas, recursos, y métodos de comunicación necesarios para hacer más atractiva y eficiente la transmisión de sus mensajes.

Una educación para las crisis

El término crisis está en el lenguaje de la gente en muchos niveles y circunstancias, término que ha adquirido importancia a partir de la crisis financiera de los últimos meses. Sin embargo, no es la única crisis que vive el mundo, se sabe que existe desde hace tiempo crisis educativa, crisis de valores, crisis familiar, crisis juvenil, crisis ambiental, etc. Lo que ocurre es que la crisis financiera ha removido la economía de las grandes potencias y, por su rápida reacción, parece ser la única que preocupa a los gobiernos, no las otras crisis.

Es esta situación, razón suficiente para reflexionar sobre la crisis educativa y la pasividad e indiferencia de los gobiernos frente a la misma. En las últimas semanas, son muchas las medidas que se han tomado ante la crisis económica e ingentes las cantidades de dinero dedicadas a contrarrestarla. Si tales decisiones se tomaran frente a la crisis educativa de muchos países pobres, otra fuera la realidad; pero la educación no importa, es una crisis que no afecta intereses y, por tanto, es mejor dejarla como está.

El educador peruano Augusto Salazar Bondy en algún momento de su producción intelectual sostuvo que el Perú vive en crisis y, por tanto, su educación está marcada por esa crisis. De esta manera encontraba una relación entre crisis de la sociedad y crisis de la educación. Ante tal situación, proponía “una educación que sea nada más y nada menos que la Educación de la crisis” (“La Educación Peruana en el Mundo Contemporáneo”, 1959).

Hoy, después de cincuenta años se tendría que parafrasear el pensamiento de Salazar Bondy para proponer una Educación para la crisis, pero en sentido contrario, pensando en que desde la Escuela se debe educar para afrontar los diversos problemas sociales, económicos, éticos, familiares, juveniles, ambientales relacionados generadores de las crisis. Salazar Bondy era un convencido que la crisis de la educación es consecuencia de la crisis social, ello sigue siendo así; pero si se suma una lectura diferente, hoy se tendría que asumir que la escuela debe educar para afrontar y superar las diferentes crisis que afectan a la sociedad.

sábado, 14 de marzo de 2009

Los problemas de la crisis de la Educación Peruana.

La percepción de profesores, alumnos, padres de familia, políticos, gobernantes, etc. concluye que la educación peruana está en crisis. El tema como se sabe es muy complejo, su análisis depende de la concepción político-ideológica, la posición o función social, el rol que se cumple en la educación… y las cuestiones o interrogantes sobre la misma son muchas ¿Cuáles son las características de la crisis? ¿Qué componentes tiene? ¿Qué responsabilidad tenemos en ella? ¿Qué debemos hacer frente a ella?

El siguiente video de Sigfredo Chiroque Chunga, experto en temas de Educación Peruana, nos da algunas pistas para el debate.

jueves, 12 de marzo de 2009

Los secretos del éxito de la Educación en Finlandia.

En los últimos años, Finlandia, un país distante y casi desconocido, comenzó a ser mirado por gobiernos y expertos del mundo debido a los exitosos resultados alcanzados en las evaluaciones internacionales PISA, en la prueba 2003 ocupó el primer lugar en lectura, matemáticas y ciencias, a partir de este hecho, surge la inquietud de desentrañar los secretos de su sistema educativo. Si bien cada realidad educativa, responde a determinadas particularidades, es válida la opción de estudiar las características de su Educación para importarlas o imitarlas con actitud crítica.

En el documento “La Educación en Finlandia: secretos de un éxito asombroso…” de Paul Robert, traducido por Manuel Valdivia (2007), se exponen de manera sistemática las claves del éxito de la Educación Finlandesa, las mismas que vale la pena compartir.

a. Cada estudiante es importante”. El centro del sistema educativo son los estudiantes y no los conocimientos, para ello, se pone mucha atención en construir y facilitar un medio ambiente cálido y acogedor, en adaptar los ritmos de aprendizaje al estudiante, en detectar de manera anticipada las desventajas y desordenes del aprendizaje, eligiendo y aplicando las ayudas específicas. Asimismo, hay un promedio alto de atención a los estudiantes, se pone mucha importancia a la actividad, la cooperación y al desarrollo del compromiso por los estudios, se les deja una amplia libertad y autonomía para elegir y organizar sus estudios; finalmente, predomina una evaluación motivadora, dándole siempre las oportunidades que demanda el estudiante. En todo esto, un aspecto fundamental es el número de estudiantes por aula, éste no es excesivo, entre 15 a 20 por aula.

b.Profesores expertos”. En Finlandia, la profesión docente es valorada y tiene prestigio social, la selección del profesorado es exigente y cuidadosa desde su formación inicial hasta su inserción laboral. Los profesores, asimismo, tienen un tiempo moderado de trabajo, pero con una definición amplia del servicio, se les ofrecen condiciones materiales óptimas de trabajo, tienen una amplia y completa libertad pedagógica. Los mejores profesores trabajan como expertos en la formación de los futuros profesores desde la Universidad y, sin excepción, participan en programas de formación continua claramente definidos.

c.La evaluación como una palanca de cambio”. La Educación Finlandesa tiene un sistema en constante evolución, los resultados de ahora son consecuencia de las reformas y cambios impulsados en los últimos treinta años. En este proceso ha sido importante, la evaluación, ésta es una obligación legal, las instituciones están obligadas a evaluar su funcionamiento y resultados.

A todo lo anterior hay que agregar que Finlandia ha entendido que hay que invertir en educación y que hay que gastar en la atención a los estudiantes y en la mejora de sus condiciones de vida. También ha comprendido que la autonomía es importante, por eso han puesto mucha atención en la descentralización educativa.

Las condiciones que tiene Finlandia son propicias para el desarrollo de su sistema educativo: se ubica como uno de los países con un alto Índice de Desarrollo Humano, tiene un ingreso per cápita muy significativo ($ 10,726 ó más), es el primer país del mundo según el Índice de Adelanto Tecnológico del PNUD. Tales indicadores distan mucho de la realidad de nuestro país, sin embargo, es posible aspirar a lograr un sistema educativo como el finlandés, siempre y cuando, el Estado tome la decisión de ubicar la Educación como prioridad y condición para el desarrollo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Los siete saberes necesarios para la Educación del futuro.

Edgar Morin
Multiversidad Mundo Real (México, 2008).


En 1999 Edgar Morin publica su libro “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” en la que expone los problemas centrales o fundamentales que permanecen por completo ignorados u olvidados y que son necesarios para enseñar en el siglo XXI. El autor propone que hay siete saberes «fundamentales» que la educación del futuro debería tratar en cualquier sociedad y en cualquier cultura sin excepción alguna, ni rechazo según los usos y las reglas propias de cada sociedad y de cada cultura.

Primer saber: “Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión”.
Debemos abrirnos a nuevas ideas, en conjunto, y no aferrarnos a creer ciegamente en las ideas aceptadas o antiguas.

Segundo saber: “Los principios del conocimiento pertinente”.
Debemos desarrollar la inteligencia general para resolver problemas usando el conocimiento de una manera multidimensional, tomando en cuenta la complejidad, el contexto y con una percepción global.

Tercer saber: “Enseñar la condición humana”.
Debemos entender que el destino de los seres humanos tiene la faceta del destino de la especie humana, del destino individual y el social entrelazados e inseparables y que tenemos un destino y una condición común como ciudadanos de la tierra.

Cuarto saber: “La identidad terrenal”.
Debemos enseñar sobre la grave crisis planetaria que marcó el siglo XX mostrando que todos los seres humanos, de ahora en adelante, poseemos los mismos problemas de vida y de muerte, y que compartimos un destino común.

Quinto saber: “Enfrentar las incertidumbres”.
Se debe desarrollar un pensamiento que reconozca y enfrente la incertidumbre de nuestro tiempo y enseñar principios de estrategia que nos permitan afrontar los riesgos y modificar su desarrollo en virtud de las informaciones en el camino.

Sexto saber: “Enseñar la comprensión”.
La educación del futuro debe enfocar sus baterías a un cambio de pensamiento encauzado a enseñar a comprender, a tolerar.

Séptimo saber: “La ética del género humano”.
La educación debe contribuir a una toma de conciencia de nuestra Tierra-Patria y también a que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal.

¿Qué se debe aprender en la Escuela de Hoy?

En el tránsito del siglo XX al siglo XXI han ocurrido grandes cambios, en todos los aspectos, los mismos que con pasos agigantados han avanzado trastocando la vida de las personas y las organizaciones e impactando en la Educación. A casi diez años de iniciado el nuevo siglo, la realidad no es la misma de hace una o dos décadas, el mundo ha cambiado aceleradamente, pero la escuela no ha respondido con el mismo ritmo a tales cambios, la proporción es muy dispareja: el mundo cambio bastante, la escuela muy poco.

Los problemas y los desafíos actuales son tantos que el ámbito de la Escuela ha resultado insuficiente para afrontarlos. La realidad demuestra que la Escuela no puede satisfacer plenamente las necesidades de formación que la sociedad demanda, porque éstas son cada vez más y más. En nuestros tiempos, la cantidad de conocimientos es incalculable, la tecnología digital es una realidad, la sociedad se debate en medio de la crisis moral, el medio ambiente está amenazado, etc. En este contexto, la necesidad de educación se ha diversificado tanto que la Escuela tiene que aprovechar el poco tiempo del que dispone para Educar con eficiencia y efectividad.

Es ante esta realidad que cabe la pregunta ¿Qué se debe aprender en la Escuela de hoy? En la sistematización de una respuesta a tal interrogante cabe la posibilidad de pensar en que los alumnos y alumnas que hoy asisten a la Escuela tienen que aprender a:
a. Desarrollar capacidades, destrezas y habilidades de pensamiento complejo y crítico.
b. Gestionar y procesar constructivamente el conocimiento y la información.
c. Aplicar estrategias de aprendizaje en su proceso de formación.
d. Integrar y utilizar las tecnologías de la información y del conocimiento.
e. Desarrollar la innovación y creatividad para resolver los problemas de su medio social y natural.
f. Emprender proyectos personales, familiares o comunitarios orientados a crear trabajo.
g. Cuidar y preservar su salud personal y la del medio ambiente en que vive.
h. Desarrollar su identidad personal, social y cultural.
i. Demostrar la práctica de valores que aseguren una sociedad más ética.
j. Ser ciudadanos responsables que aprendan a convivir con los demás.

La Escuela más que orientar la adquisición de conocimientos tiene que guiar el desarrollo de capacidades que permitan asimilar y procesar el conocimiento que ya existe y sobre todo tiene que formar actitudes que permitan afrontar y superar los graves problemas que están amenazando a la humanidad.

Los campos disciplinares previstos en los planes de estudio tienen que integrar los aprendizajes que debe lograr un aprendiz del siglo XXI y los educadores tienen que considerar durante sus intervenciones curriculares la posibilidad de concretar tales aprendizaje desde la Escuela.

martes, 10 de marzo de 2009

Diez factores para una Educación de Calidad en el siglo XXI.

Cecilia Braslavsky (2004), a través de un documento publicado por la Fundación Santillana, analizó hace cuatro años, diez factores que se consideran fundamentales para alcanzar la calidad en la Educación para el siglo XXI.

1. La pertinencia personal y social de la educación.
“Una educación de calidad es aquella que permite que todos aprendan lo que necesitan aprender, en el momento oportuno de su vida y de sus sociedades y en felicidad”. La educación de calidad debe ser pertinente, eficaz y eficiente.

2. La convicción, estima y autoestima de los involucrados.
Si los involucrados –es decir las sociedades, las dirigencias políticas y las administraciones- valoran altamente la educación de sus pueblos y si tienen una estima a sus maestros; entonces, consiguen que éstos se autoestimen y que afronten con más y mejores posibilidades sus problemas. Se ha determinado que una de las claves de éxito está en la convicción acerca de las posibilidades de la educación.

3. La fortaleza ética y profesional de los maestros y profesores.
El profesionalismo y la fortaleza ética de los maestros es condición para asegurar la calidad de la Educación. Para eso se requiere que la formación de maestros sea de calidad, quela actualización y perfeccionamiento sea permanente y que exista una eficiente dirección y supervisión del trabajo docente.

4. La capacidad de conducción de los directores y del personal jerárquico.
El rol de los directores/as de escuelas, así como del personal de mando intermedio resulta decisivo para gestar instituciones que promuevan aprendizajes de calidad. Son importantes las capacidades de los directivos para encontrar una orientación a su organización y para construir eficacia en la misma.

5. El trabajo en equipo dentro de la escuela y del sistema educativo.
Las escuelas que ha logrado construir una educación de calidad son aquellas en las que las personas trabajan juntos y que éste trabajo en equipo se promueve más y mejor cuando todo el sistema educativo también trabaja de manera colegiada.

6. Las alianzas entre las escuelas y otros agentes educativos.
La construcción de la calidad se facilita cuando además de la escuela, las familias, los empresarios y los medios de comunicación se comprometen corporativamente a favor de la educación. En los actuales tiempos es obligatorio implicar a más agentes en la Educación, buscando aprender entre todos.

7. El currículo en todos los niveles educativos.
El currículo es clave para definir la pertinencia de la educación, a través de tres aspectos básicos estructurales, disciplinares y cotidianos. Los aspectos estructurales tienen que ver con disposiciones político-administrativas necesarias para alcanzar una educación de calidad; los aspectos disciplinares se refiere a la orientación en cada una de las disciplinas, cada una de las cuales debe tener un foco claro y pertinente; finalmente, los aspectos cotidianos tiene que ver con lo que realmente es asumido por los profesores y que a veces no está priorizado en los currículos oficiales.

8. La cantidad, calidad y disponibilidad de materiales educativos.
La calidad educativa se produce si existe toda una panoplia de materiales de aprendizaje (visuales, impresos, audiovisuales, etc.); esto es más efectivo todavía si los profesores se comprometen con actitud ética y profesional en el diseño, uso activo e innovador de los materiales educativos.

9. La pluralidad y la calidad de las didácticas.
La calidad guarda relación con la existencia de una variedad de didácticas que estén al alcance de los profesores. Se enseña y se aprende mejor cuando hay más cercanía entre los productores y los utilizadores de las didácticas.

10. Los mínimos materiales y los incentivos socioeconómicos y culturales.
La existencia de unos mínimos materiales (alimentación de los alumnos, salarios de los profesores, equipamiento de las escuelas) constituye una condición indispensable, aunque no suficiente, para construir calidad educativa. En este caso el presupuesto asignado a la educación incide en la calidad de la educación.

Las competencias profesionales del Educador.

El siglo XXI llegó acompañado de un conjunto de cambios científicos, tecnológicos, sociales, económicos, políticos, etc., los mismos que han repercutido en la configuración de una sociedad más compleja. Estos cambios han planteado un conjunto de demandas a la Educación que las Instituciones Educativas y los Educadores no pueden aún atender.

En este contexto, se plantea como necesidad que los Educadores desarrollen nuevas competencias profesionales que les permitan afrontar los desafíos cada vez más complejos que ha impuesto la sociedad del conocimiento. Las Instituciones Educativas requieren de profesores con capacidad para movilizar oportuna y adecuadamente todos sus recursos en la realización o cumplimiento de sus tareas dentro de un contexto determinado.

Una tendencia que marca la vida en nuestros tiempos es el cambio: los conocimientos se renuevan a un ritmo acelerado, los medios tecnológicos son cada vez más sofisticados, los problemas de la humanidad se transforman y se vuelven más complejos. Y todo esto no va a la par con la preparación y calificación de los profesionales, refiriéndonos específicamente a los Educadores peruanos, se evidencia un desfase entre las competencias docentes y las grandes demandas a la Educación.

Por eso, resulta oportuno reflexionar sobre las competencias profesionales que deben lograr los Educadores de nuestros tiempos. La lectura de propuestas y las referencias empíricas llevan a pensar que los Educadores del siglo XXI deben demostrar las siguientes competencias.

a). El dominio inter y multidisciplinario de los enfoques y asuntos teórico-científicos vinculados con la Educación y su especialidad.

b). La disposición para adaptarse a los cambios, aprendiendo a convivir con ellos e integrándolos en su quehacer profesional.

c). El diseño y desarrollo de un currículum inclusivo y significativo y que atienda a las exigencias del siglo XXI, incorporando innovaciones durante su concreción.

d). La capacidad para conducir los procesos y actividades vinculados con la enseñanza y el aprendizaje, aplicando estrategias y recursos didácticos innovadores.

e). El manejo de las tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y los Entornos Virtuales de enseñanza y aprendizaje (EVEA), así como de las estrategias, materiales y herramientas que exige su uso y aplicación.

f). La aplicación de fundamentos teóricos, estrategias y herramientas sobre Investigación Educacional, utilizándolos en la comprensión de su realidad educativa y en la transformación y mejora de la misma.

g). La capacidad para intervenir con actitud proactiva, compromiso y espíritu colaborativo en la gestión de Instituciones Educativas.

h). El manejo de fundamentos teóricos y técnicas sobre orientación y tutoría escolar que le ayuden a guiar la formación y desarrollo de los alumnos/as como personas íntegras y como ciudadanos ejemplares.

i). La demostración de una alta formación ética, con actitudes y conductas impregnadas de valores.

j). La capacidad para la formación continua en el campo de la Educación, asumiendo como práctica la actualización y perfeccionamiento profesional permanente.

Un Profesional de la Educación debe tener una formación compleja que responda a las demandas que la sociedad le exige a la Educación. Se requiere de Educadores comprometidos con la Educación, que tengan claro que su misión es también compleja: Educar para la vida, para el trabajo, para preservar el mundo, para el cambio y para el desarrollo, para la gestión de la tecnología.

domingo, 8 de marzo de 2009

Carta de un alumno a su maestro.

Antonio Boldú Ricart.
Enséñame cómo aprender y no qué aprender; enséñame a pensar y no tan sólo qué debo pensar. Así desarrollaré mi inteligencia y no simplemente mi memoria.

No me regañes delante de mis compañeros. Me haces sentir humillado y temeroso de ser rechazado por ellos. Aceptaré mejor tus correcciones, si me las haces calmadamente y en privado.

Señálame mis cualidades y reconoce mis habilidades. La confianza que así desarrollo en mis capacidades me anima a esforzarme y me hace sentir valioso y adecuado.

No me insultes con palabras, ni con gestos despectivos. Me haces sentir menospreciado y sin ánimo para corregir mis faltas o debilidades.

Ten en cuenta mi esfuerzo y mi progreso, no sólo el resultado final. A veces con poco esfuerzo logro mucho..., pero es más meritorio cuando pongo todo mi empeño, así logre poco.

No me examines procurando rajarme, ni te ufanes de haberlo logrado. Mis notas deben reflejar mi desempeño y no lo harán si las utilizas para desquitarte.
Anota lo que hago bien y no sólo lo que está mal. Cuando subrayas mis éxitos y no mis fracasos, me siento motivado a seguir mejorando.

Cuando me corrijas o me disciplines, hazlo sin maltratarme física o emocionalmente. Si atacas mi persona o mi personalidad, deterioras mi autoestima y no mejoras mi disciplina.

Confía en mí y demuéstrame tu confianza. Cuando me repites la misma cosa una y otra vez, me doy cuenta de tu desconfianza y esto me precipita a fracasar.

Trátame con cariño, cortesía y respeto. En esta forma te admiraré y, por lo tanto, desarrollaré un profundo respeto por ti.

No me amenaces, pero si lo haces, cúmplelo. Si no cumples lo prometido, aprenderé que, haga lo que haga, siempre puedo salir eximido.

No me ruegues ni me implores que me porte bien. Te obedeceré cuando me lo exijas con firmeza y sin hostilidad.

Procura hacer clases amenas e interesantes, en las que yo pueda participar. Me aburro cuando todo es rutina, sólo tú hablas y yo nada puedo aportar.

Cuando te haga preguntas, no me digas "eso ya lo expliqué". A veces tus explicaciones no son claras o suficientes para mí: si pregunto es porque quiero entender y aprender.

No tengas preferencias. Cuando alabas a unos e ignoras a otros, deterioras nuestras relaciones y haces de mis compañeros mis enemigos.

Cuando me criticas para corregirme, me defiendo y no acepto mis defectos. Sólo si acepto mis fallas, podré tratar de corregirlas. Ten en cuenta que aprendo más de quien aprecio que de quien me desprecia.

No aceptes mis excusas ni mis ruegos por el incumplimiento en mis tareas. Cuando debo asumir las consecuencias de mis faltas, aprendo a responsabilizarme por mis deberes.

Escucha lo que te digo con atención e interés. Si me ignoras o me callas cuando trato de expresarme, entiendo que mis ideas son tontas y que, por lo tanto, mi inteligencia es corta.

No me compares con mis compañeros, ni con mis hermanos en años anteriores. Recuerda que no soy ni puedo ser igual a nadie y que, aunque no tengo las mismas, también poseo grandes cualidades.

Trata de conocerme y de apreciarme como persona. Conociendo mis habilidades particulares podrás ofrecerme oportunidades para triunfar. Al sentirme capaz e importante para ti, crecerá el concepto que me forme sobre mí.

Ayúdame a desarrollar mis cualidades y no simplemente mis capacidades. Ten en cuanta que... antes que un buen estudiante, debo ser un buen ser humano.